El Maestro de la Orden de Predicadores visita Caleruega
El Maestro de la Orden de Predicadores llegaba el lunes a España acompañado de fray Miguel Ángel del Río, socio para la Península Ibérica, y fray Florentino Bolo, socio para la Vida Apostólica.
Acompañados por el prior provincial, fray Jesús Díaz, y por el secretario de Provincia, fray Juan Carlos Cordero, se dirigieron a Caleruega donde la comunidad de frailes le daban la bienvenida, para a continuación visitar el cercano Monasterio de Santo Domingo de Silos, donde fueron recibidos por el Abad, que le acompañó en una visita guiada por esa joya del románico, rezando después vísperas con la comunidad de benedictinos.
En el coro se pudieron ver una bonita combinación de hábitos blancos y negros, orando juntos en el lugar que fue tan significativo para Santo Domingo de Guzmán y para su madre Juana de Aza. La jornada concluyó con la cena y un rato de diálogo y conversación del Maestro con los frailes del convento de Caleruega.
El martes día 12, fiesta en España y de La Virgen del Pilar, comenzó la jornada con una visita a las monjas dominicas quienes tuvieron la oportunidad de hablar largo y tendido con el Maestro, en un emotivo encuentro. En el Monasterio, el Maestro visitó la exposición Santo Domingo de Guzmán, un santo universal, organizada por la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos, guiado por uno de los comisarios de la exposición Fr. Iván Calvo.
Fr. Gerard presidió la eucaristía en la iglesia de las dominicas, acompañado por el Prior Provincial y el prior de Caleruega, Fr. Arsenio Gutiérrez, y con la presencia de la alcaldesa de Caleruega, Lidia Arribas, el diputado en las Cortes de Castilla y León José Ignacio Delgado, y numerosos fieles. El Maestro expresó su alegría por la oportunidad de celebrar la eucaristía en un lugar tan especial como es Caleruega. En su homilía en la fiesta del Pilar comenzaba preguntándose cómo predicar en tiempo de pandemia: “¿Cómo predicamos la cercanía de Dios mientras nos mantenemos a una distancia segura unos de otros? ¿Cómo predicamos la cercanía de Dios a las personas aisladas? ¿Cómo predicamos la esperanza en tiempos de desesperación?”. Y recordó cómo María ha estado siempre ahí, que “viene en nuestra ayuda cuando la necesitamos, que su presencia maternal transforma nuestro aislamiento en consuelo”.
El Maestro se refirió a los tres diálogos que hicieron que María formara parte esencial de nuestras vidas: el diálogo con el ángel Gabriel “que hizo de María la Madre de Dios”, el diálogo de las bodas de Caná “muestra claramente a María como nuestra intercesora que nos anima a obedecer a Dios, a ser sus discípulos” y el diálogo al pie de la cruz en el que “Jesús nos entregó a María para que fuera “nuestra” Madre”. Y es que, en palabras de Fr. Gerard “el diálogo nos cambia, abre nuestro horizonte de comprensión”.
Fr. Gerard se refirió después a Santo Domingo de Caleruega como un hombre de diálogo: “o habla con Dios en la oración o de Dios en la predicación”. Aunque previamente Domingo también “escucha con atención a Dios y a los demás”. Recordó el momento en que Domingo se pasó una noche entera dialogando con el posadero, quien al final se convirtió, pero además de dialogar “Domingo también debe haber aprendido mucho de esa conversación. Debe haber aprendido de esa experiencia cómo dialogar mejor con los que no creen”. Por eso se preguntaba si como dominicos aquí en España, “¿intentamos escuchar y aprender de las personas que ya no están interesadas en la fe católica? Quizás, antes de convertir a otros, debemos convertirnos nosotros mismos a una manera de predicar que hable al corazón y a la mente de la gente de nuestro tiempo”.
Tras la eucaristía bajó al “pocito”, el lugar donde la tradición dice que nació Santo Domingo, acompañado de algunos frailes y hermanas dominicas de la Enseñanza, llegadas de Aranda de Duero, que cantaron el O lumen en un sencillo pero bello momento de fraternidad.